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La paz del guerrillero

Entrevista a Yuri Yorleni Cortés. 

Yuri Yorleni Cortés nació en 1980 en un pequeño caserío del municipio Barbacoas Nariño. Se unió a la guerrilla en víspera de cumplir sus 18 años de edad, pues como ella lo menciona “siempre fui una mujer echada pa` lante, pero no me gustaba la idea de ser campesina como mis padres”; qué se le puede pedir a una mujer que se despertaba desde muy pequeña entre “disparos de allá para acá y luego una respuesta de acá para allá”.

 

Reunidos en una cafetería solitaria y poco transcurrida, Yuri se tomaba un café mientras en voz baja empezaba a recordar y a relatarnos pequeños detalles de su vida. En el momento que reveló que su decisión fue por voluntad propia, nos surge la duda de saber a fondo la razón por la cual eligió pertenecer al Ejército de Liberación Personal. 

 

- por qué escogió al ELN.

 

- me paso algo muy interesante cómo a muchas de mis compañeras, al momento de entrar a hacer parte de la guerrilla solo me encontré con bayetillas rojas, no había nada más. Sí usted me pregunta que si la escogí por algún motivo en específico, no, simplemente era el Bloque más cercano a mi pueblo y más conocido. 

 

Con hambre de deseo por ser alguien en la vida Yorleni escogió ser parte de esas personas que reclutaban niños a la fuerza, esos mismos que de cuando en cuando venían por una “gallinita o dinero para mantener la causa”. A ella eso no le importaba, solo quería respeto, ese que es difícil de encontrar como un simple campesina y más si por los azares de la vida se es campesina “porque entre una más trabaja, más le pegan” como lo hacía su padre con su mamá.

 

-Una vez tres hombres y una mujer del Bloque Sucre fueron a mí casa en busca de  refugio, ellos se portaron muy amables, por la noche a la hora de la comida hablaron con nosotros, nos contaron de una causa que no entendí; ni esa noche y siéndole sincera es el día en que no la entiendo.

 

Luego de esta visita inesperada Yuri creyó saber dónde estaba su lugar, en dónde encontraría su tiempo para ser alguien reconocido y para poder ser recordad en la historia. Pero fue una larga trayectoria, en un corto lapso de tiempo que cruza por la línea imaginaria del hoy y del  mañana; ese pequeño espacio entre la noche y el día, ese mismo en el que ella quiso soñar pero sin saber que en realidad iba a tener una larga pesadilla y que iban a pasar cinco años antes de que la noche se convirtiera en día nuevamente. 

 

Los minutos pasaban y el sol se empezaba a ocultar, el primer café había terminado y ya empezaba a beber el segundo, su cuerpo se relajó y empezó a entrar en confianza, se acomodó mirándonos fijamente, cruzó la pierna y la conversación continuó.

 

- Yuri, si pertenecer a la guerrilla siempre fue su sueño ¿por qué renunciar a este? ¿Qué la hizo cambiar de opinión?  

 

- A pesar de todas las cosas malas que uno vive, porque créame que son muchas las cosas que uno tiene que ver y hacer, yo seguía con la idea de continuar, al principio por el respeto que me generaba tener un fusil en mis manos, también el respeto que acogía mí apellido, todos en el pueblo sabían quienes eran los Cortés, pero luego uno solo lo hace porque no hay otra forma de vida y no se puede salir de ahí.

 

La guerra no absorbe solo a las victimas también absorbe a los victimarios, personas de carne y hueso que sienten y conviven con la guerra a su lado, quienes encomiendan su vida no solo a los santos sino que también a los fusiles que se terminan convirtiendo en sus más fieles compañeros. La guerra aliena, individualiza y trasforma, que mejor ejemplo que el de una mujer a quien le salen lagrimas de sus ojos negros como el lodo concentrado cerca de una laguna en la selva, lagrimas que a su vez bajan por cada pequeña grieta que hay en su piel reseca y manchada por el  azote de la madre naturaleza, lagrimas que conllevan dentro de sí, una de la cuantas tragedias que tuvo que afrontar.

 

-¿Cuál fue la peor experiencia por la que tuvo que pasar?

 

- Hay dos cosas que no he podido olvidar. La primera es que al año de estar en la guerrilla tuve un compañero sentimental del cual quede embaraza tiempo después, yo intente ocultar mí embarazo lo más que pude porque en el Bloque Sucre si uno no es la mosa de un duro le matan al bebé y así fue, me lo sacaron con un gancho—

 

Su rostro se empezaba a ocultar con las lágrimas que caían de sus ojos, la voz se le empezó a quebrantar y después de un corto silencio que le sirvió como espacio para tomar aire y continuar, siguió contando su peor experiencia. Luego de tener el aborto forzado,  la mujer decidió hablar con su pareja para salirse de la guerrilla pero lo único que recibió fue golpes y negativas. Después  de dos años de resignación Yuri se volvió a enamorar, pero vaya  sorpresa que de nuevo quedó embarazada, solo que estaba vez  la diferencia era que su pareja sí estaba dispuesta a huir con ella y su futuro hijo. Sin embargo, como ya se había mencionado anteriormente, la guerra absorbe hasta un punto en el que no hay escapatoria; y de nuevo hubo evidencia de ello, cuando los jefes del Bloque se percataron de lo que estaban planeando Yuri y su pareja,  la única solución fue llevarlos a un Consejo de Guerra.

 

-me dijeron, usted sabe que ese pelado se tiene que morir, el consejo lo hicimos para decidir a quién matamos, le vamos a dar la posibilidad de que escoja: o la matamos a usted  o matamos al mariconcito ese que tiene como novio.

 

Efectivamente quién cuenta la historia hoy es Yuri.

 

Con algunos pañuelos arrugados sobre la mesa, sus ojos y su nariz roja pero con mayor tranquilidad y sin lágrimas, Yuri sonríe mientras recuerda el día en el que su vida dio un giro total, ese día en el que, luego de dos años de lo sucedido, volvió a ver una luz de esperanza a su vida, ese día en el que aprovechó una misión de aprovisionamiento para salir del campamento y posteriormente escaparse de la guerrilla y así poder reintegrase a la sociedad. Ahora ella se encuentra trabajando en una empresa privada, la cual fue asignada por El Estado.

 

- ¿cómo ha sido su vida luego de reintegrarse?

 

- Por un lado creo que encontré la paz en cierto sentido, pero no ha sido fácil, al principio me sentía como un bicho raro por la cantidad de papeles que hay que hacer y a los diferentes lugares a los que hay que ir.  Es un proceso largo, pero vale la pena.

 

La discriminación que se da hoy en día hacia los reinsertados, es uno de lo problemas de los cuales se está discutiendo en la mesa de negociación de la Habana, pues se asume que la sociedad definitivamente no está preparada para aceptar a los desmovilizados, pero el verdadero problema es el cómo se va a reinsertar efectivamente  a más de siete mil guerrilleros de las FARC  más dos mil que pertenecen al ELN.

 

Para sorpresa de muchos, Yuri cuenta que todos los desmovilizados mantienen un contacto directo con sus ex compañeros y están al tanto de todo lo que sucede dentro y fuera de los grupos guerrilleros.

 

- En cuanto al rumor que hay por ahí sobre los diálogos del ELN con el gobierno para negociar la paz, ¿Qué sabe usted de eso?

 

- A principios de este año una amiga me contaba que prácticamente se hizo fiesta cuando se anunció una  negociación y la verdad yo sí creo que sea cierto.

 

Los diálogos con el ELN siempre se han mantenido por debajo de cuerda y durante el último año se han manejado de manera muy confidencial. Actores políticos como León Valencia afirman que las negociaciones ya están pactadas y que lo único que  falta es el sitio donde se van a llevar a cabo los diálogos, pero qué piensan realmente las personas que están en medio de la guerra y que defienden su vida con balas.

 

El sol se ocultó completamente y la luna se apropió del cielo cuando Yuri opinó sobre estos cuestionados acuerdos con el ELN. Tomándose el último sorbo de café, contó su pensamiento acerca de lo que para ella son patrañas y mentiras.

 

- Ellos lo único que están esperando es que los procesos de paz con la FARC caigan y no se lleven a cabo porque al parecer, los magnificentes lideres del ELN saben que una vez que se desmovilicen los de las FARC solo  quedan dos alternativas: la rendición o exterminio  y por esta razón están entre sí y no, porque tienen miedo de quedarse sin el pan y sin el queso.  

 

Finalizó su café, finalizaron sus experiencias y finalizó la conversación. Yuri se levantó de la mesa y con una sonrisa en medio de sus ojos hinchados, se despidió. 

 

Yuri Yorleni es un claro ejemplo de los rescoldos que quedan de una guerra; solo tristeza y decepción, todo se resume a la nada después de tanto buscar, son más de cincuenta años de conflicto reducidos a la palabra ´paz’, paz que encontró Yuri luego de desmovilizarse. 

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